El Aeropuerto de Barcelona-El Prat, ha sido un lugar que ha aportado un aspecto de identidad a las poblaciones aledañas gracias a sus actividades diferentes y pioneras en el campo. Fue motivo de orgullo entre los habitantes de la zona.

Cuando se plantea el Plan Delta, y entre sus actuaciones la ampliación del Aeropuerto, se planteaba que se haría para impulsar los valores paisajísticos, pero ninguna de sus actuaciones apuntaba a ello, parte de las actuaciones necesarias para llevar a cabo el proyecto fue la total destrucción de la reserva natural del Delta Llobregat.

Entre las alternativas que se discutieron como posibles para el Plan Delta se descartaron algunas por razones insustanciales. Sus alternativas fueron:

  • Alternativa 1: Potenciación de un sistema multi-aeroportuario Barcelona-Reus-Girona manteniendo el aeropuerto de Barcelona tal y como estaba.
  • Alternativa 2: Construcción de un nuevo aeropuerto con mayor capacidad.
  • Alternativa 3: Ampliación del aeropuerto actual.

La primera alternativa se descartó porque la mayor parte del mercado no se movilizaba en la región donde se planteaba construir la ampliación del aeropuerto. Tomando en cuenta que el Plan Delta era una planificación a tan grande escala, se hubiera podido reformular la planificación vial alrededor del aeropuerto y así ofrecer nuevos servicios complementarios a estas zonas en donde no se centraba el comercio. En cuanto a la segunda alternativa, haber hecho un segundo aeropuerto en otra zona geográfica más favorable, hubiera cambiado el orden territorial de la zona, pero no es esto necesariamente negativo, porque se hubieran podido impulsar económicamente otras regiones si se hacía una planificación adecuada.

La alternativa ganadora fue la ampliación del aeropuerto actual. Su plan de actuación era situar la tercera pista paralela a la pista principal (07-25) en el lado del mar a una distancia de 1.350 metros y con 2.660 metros de longitud. Como esta pista es corta y además está entre las lagunas de La Ricarda y El Remolar, se decide ampliar la pista principal desde los 3.108 metros hasta los 3.743 metros y ensancharla hasta los 60 metros.

En general todo el proyecto de ampliación del aeropuerto se manejó desde un punto de vista muy global, desatendiendo las necesidades particulares.

En 2001 se hicieron una serie de alegaciones en las que se ponía en valoración negativa la ampliación del Aeropuerto por parte de varias entidades locales de carácter urbanístico, ambiental y social.

En lugar de trabajar de la mano con dichas entidades, seguían éstas sin representación formal en el conflicto. Esto es crucial en la resolución del conflicto, probablemente las cosas no se hubieran desarollado como ocurrió en realidad.

Conflicto social generado por la afectación del ruido de los aviones del aeropuerto del Prat sobre los municipios de Castelldefels y Gava Mar

No se puede descartar que si bien el Plan Delta generó nuevas molestias a los vecinos de Gavá, representó un impulso en muchos niveles a la región en general, un beneficio también para los vecinos de Gavá, quizás no tan fácilmente percibible como las molestias causadas. Al hacer una planificación para una región, hay que tener claro que cuando se sale de los límites de dicha región, se acaba la planificación. En este caso no se pudo evitar que creciera urbanísticamente la zona aledaña al aeropuerto, en simultáneo con las obras del Plan Delta.

Una mejor comunicación entre actores en la resolución del conflicto hubiera marcado enormemente la diferencia.

Aena tiene definido un plan de actuación medioambiental de más de 100 millones de euros.

Por parte de Aena, ya se invirtieron 19 millones de euros en obras que hicieron posible cambiar la configuración de pistas y disminuir las molestias a los vecinos.
Aena apuesta decididamente por una gestión que minimice el impacto acústico sobre la población y fomente el aumento de calidad de vida de sus vecinos. El aeropuerto de Barcelona desarrolla una gestión continuada de gestión del ruido perceptible por parte de la población residente. Ya tiene instalado un sistema para el control del ruido ambiental denominado “Sistema de Monitoraje de Ruidos y Sendas de Vuelo” que se potenciará en los próximos año.

Como resultado de las medidas que se están tomando y de la nueva configuración del campo de vuelos, la superficie de suelo fuera del recinto aeroportuario afectada por la huella de ruidos se reducirá hasta un 30 por ciento, aunque se doblará el número de movimientos de aeronaves. Además, Aena ha comprado hasta 50 hectáreas de suelo urbanizable para su conversión en una zona de protección acústica.

 

Más información en:

 

 

Análisis realizado por Valeria Figueroa, Eduardo Olaizola y Adrián Tardio.
Estudiantes del Máster en Ciencia y Tecnología de la Sostenibilidad de la UPC.

 

 Imagenes extraidas de: gavamar.com